23 abril, 2006

LA LISTA DE DESEOS DE UN SOLO DESEO


Las mujeres han sido siempre el centro de mi vida.
Me encapricho doscientas veces al año (por lo menos), y me deconstruyo apoyándome en mi propia obsesividad. A veces decido plantarles cara, declarar una guerra imposible contra todo el género femenino, pero el peso de la racionalidad me obliga a desechar la idea, a seguir amándolas cada vez que despierto.
Y me encapricho otra vez.
Una semana después, tras ser rechazado de nuevo, por no haberme enamorado de la chica adecuado, vuelvo a enamorarme. Y siempre queda en el fondo un poso amargo, y nunca me enamoro de verdad, porque sólo me ocurrió una vez, y el dolor me protege de que vuelva a ocurrir.
¿Te suena de algo, Señora A?
Pero nunca más buscar el amor en el lugar menos indicado, nunca más dejar que la pasión me ciegue, nunca más rezar a una diosa que no existe.
Las mujeres no son seres extraordinarios.
Los hombres tampoco.
Sin embargo, algunos individuos pueden llegar a serlo.
Yo sé que puedo.
No me importan las convenciones, no me importa caer en ellas, y no intentaré evitarlas sólo para hacer algo completamente nuevo y original.
Voy a bucear entre toda la mierda para coger lo que me gusta de este mundo, y voy a hacer algo mío.
Algo totalmente mío.
Algo para todos vosotros, pero sobre todo para mí.
Espero que os guste.

1 comentario:

Un tipo que sólo hace comentarios dijo...

Despierta, despierta obediente a tus manos, con tu río de pólvora cuajado en el aliento, ahora que quizá estemos solos y enemigos del aire, secos, desarraigados, desnudos, combatiendo.