07 febrero, 2007

calle cerrada (parte 2: hora 1)




Instrucciones: primera canción: pulsar 'play' y empezar a leer.




miro la puerta. quiero que vuelvas. ¿dónde estás, Dueño? estrella de mis ojos, dónde estás. padre, hermano, amigo, familia... ¿dónde estás? cuando es tarde a veces te espero... a veces, como hoy, miro a la puerta y olisqueo. abro los ojos mucho. espero que mi olfato y mi mirada te atraigan como la luna atrae al mar.
espero traerle de vuelta. echo de menos tu voz, tus caricias.
me tumbo frente a la puerta durante horas, esperando verte aparecer.
y a esa estúpida gata no parece importarle... se sube en los muebles, como siempre. me pregunto cómo podemos ser de la misma especie.
¡estúpida gata!¡no te subas en ese mueble!... lo estás tirando todo. Dueño se va a enfadar, y con razón.
en realidad la quiero. y sé perfectamente que no soy un gato, pero me siento gato. por ella, mi hermana. no sabría que hacer sin ella. igual que no sabría que hacer sin él.
soy emocionalmente dependiente. ¿qué le voy a hacer? por más que intente ser un gato, soy un perro. pertenezco a la especie de los desesperados, de los pequeños, de los abandonados. pertenezco a la especie más despreciada y humillada del planeta.
¡déjalo ya!aunque tenga que perseguirte por todos los muebles de la casa, por cada habitación, te haré pararte.
y aquí empieza la pelea. mordisqueo sin hacer daño, persigo y salto. subo y bajo. corro y ladro. eso es lo que hacemos los perros-gato.
tiramos las cosas, lo desordenamos todo. nadie me creería si dijese que estoy intentando que la gata no tire, rompa y desordene las cosas. Dueño desde luego no me va a creer. no suele creer ni un ladrido mío, igual porque sabe que en el fondo yo disfruto peleando con ella, que me olvido de que estamos organizando un desastre. al cabo de un rato de caos, la gata ve algo: la ventana abierta. Dueño se fue corriendo porque llegaba tarde, y se dejó la ventana abierta. ninguno de los dos nos habíamos dado cuenta hasta ahora. pero la gata lo ha visto. yo lo he visto.
ella sale por la ventana y se coloca en el quicio. siempre lo hace... no es peligroso. a esa gata es difícil sacarla de quicio...
así que me tumbo otra vez ante la puerta. el silencio se apodera de la casa. alguien habla en la escalera. agudizo el oído.

primero silencio.

aquí se para la primera canción. esperar unos segundos escuchando alrededor y luego pulsar 'play' en esta segunda canción:




ahora sí que oigo algo. alguien habla. son voces como de otro país. no entiendo de qué están hablando en absoluto. siempre me pareció que las personas son incomprensibles. salvo Dueño y Dueña, aunque hace mucho que no veo a Dueña. los años de perro son más cortos que los humanos, así que supongo que para ella no hace tanto. luego, poco a poco, las voces se alejan y el único sonido que queda es el de mi melancolía.

espero. la gata ofrece un aspecto poético, recortada contra la luz de la luna, dibujo sutil de la noche, como siempre en el quicio de la ventana. en la calle se escucha un acordeón.
las horas se vuelven más tristes aún con 'la tristeza doliente y cansada del acordeón', como cantaba aquel.

y yo que sé. sólo soy un perro, ¿no?
un perro con crisis de identidad. pero creo que lo importante, lo único importante, es poder estar con aquellos a quienes amas. he visto a Dueño sufrir por no estar con quien amaba. esta noche quisiera dormir a sus pies, pero es él quien no está. ya ha faltado alguna vez. y siempre le echo de menos. supongo que os parece bonito, leer sobre un perro llorando a la luz de la luna, y una gata mirando por la ventana. lo triste es bonito. a mí sólo me parece estúpido; soy un animal. y la literatura solo es una forma humana de darse importancia.

yo creo que a ella no le importa.

siempre mira por la ventana, incluso cuando está Dueño en casa. y no significa nada. no quiere decir que eche de menos a nadie, ni que sienta nostalgia. aunque esta noche todo me parece extraño y distinto. quizá es por el acordeón. no suelo escucharlo. o tal vez por la luz tan rara, tan intensa. por las voces extranjeras que escuché en la escalera. por los platos rotos y las cosas tiradas de forma casi artística. sois vosotros los que juzgáis el arte, ¿no?
pero a veces me parece que veo algo hermoso y raro en las cosas, algo que no puedo explicar en palabras ni en ladridos. y entonces siento que tal vez sea algo más que un perro. a lo mejor todos los seres vivos son especiales. y eso es lo que tienen de especial: que están vivos. Dueño, desde luego, es especial. y la gata. y yo os juro que a veces me siento como si lo fuera, aunque luego muerdo una zapatilla y se me olvida.

la gata sigue mirando a la calle. ahora entiendo lo que hay diferente en la gata. tensión. como si fuera a... a...

¡No saltes!

ya no está... hace un momento estaba y ahora no está... correteo nervioso de un lado a otro... no pasa nada, cálmate. es una gata. los gatos saltan de sitios altos, ¿no? ella siempre lo hace... desde lo alto del armario. claro que no es lo mismo, pero...

tengo miedo... tengo miedo, no sé qué hacer... no sé si saltar. sólo así sabré qué ha pasado... si ha sobrevivido o no... ¿qué pasaría si saltara? me mataría. seguramente ella ya está muerta... no, no puede pasarme nada. soy especial. no soy un perro cualquiera. en todo caso soy Cualquier Perro. el perro-gato. el perro capaz de saltar desde muy alto sin hacerse nada.

voy a hacerlo.

estoy nervioso...miro el reloj. son las cinco menos cinco de la mañana. miro por la ventana pero no consigo ver la calle. es el momento...

¿salto?