20 junio, 2006

Rubber Johnny



la sociedad de consumo es la sociedad de la adicción. cada vez necesitamos más cosas innecesarias y esa "necesidad" nos destruye poco a poco. encerrados en nuestra habitación oscura, convulsionándonos y estallando hasta quedar rendidos... todos somos Rubber Johnny.

todos somos yonis.

10 comentarios:

Susurradora es... dijo...

Supongo que estamos poseídos por algún tipo de materia psicoconsumista superior sí....todos somos un poco jonys...

Un tipo que sólo hace comentarios dijo...

Cuando se vive al borde de una ciudad de conmovidas piedras- a la que obviaron un destino
de naufragio y ceguera – nos convertimos en la sombra que amanece desnuda, con un temblor de miedo en las espaldas. Pero hay que estar despierto: a mediodía sonará la trompeta.

Anónimo dijo...

...ayer vi por la calle un grafiti bastante interesante...
...decía: "sin ti, soy yo"...
...todos somos yonkis, si...
...tendremos que encerrarnos cual marc renton en una habitación y tener alucinaciones pesadillescas hasta que dejemos el limbo yonqui y el mono de lado...
...aunque después volvemos a caer...
...mierda...

Anónimo dijo...

todos somos unos perdores.Fin

Anónimo dijo...

...o podemos irnos al monte con los pastores, rozar la locura, volver a la ciudad e intentar reinsertarnos como Nancho Novo en "Astronautas"..

mariña dijo...

vuelve al ciberespacio julepe, te hechamos de menos!!

Anónimo dijo...

Generalizar siempre es erróneo. La generalidad no existe. Lo homogéneo es siempre una ilusión. ¿Perdedores todos?
Lo siento, pero incluso perdiendo seguiré considerando todo como una inmensa victoria.
Porque yo sólo sé ganar.

Anónimo dijo...

sólo diré:

"y amor mío, en la guerra, saber ser un buen perdedor es más importante que la paz y que el amor".

lo sé, no es mío. estoy en horas bajas y plagio. y...?

Anónimo dijo...

¿Saber perder no es ya una enorme victoria?

Auhmmm.... Aummmm....

... Meditemos todos juntos...

... AUUUHMMMMMMM...

Anónimo dijo...

Voilà! In view, a humble vaudevillian veteran, cast vicariously as both victim and villain by the vicissitudes of Fate. This visage, no mere veneer of vanity, is it vestige of the vox populi, now vacant, vanished. However, this valorous visitation of a by-gone vexation, stands vivified, and has vowed to vanquish these venal and virulent vermin vanguarding vice and vouchsafing the violently vicious and voracious violation of volition. The only verdict is vengeance; a vendetta, held as a votive, not in vain, for the value and veracity of such shall one day vindicate the vigilant and the virtuous. Verily, this vichyssoise of verbiage veers most verbose so let me simply add that it’s my very good honor to meet you and you may call me V.