13 noviembre, 2006

optimismo




Vivía en Westfalia, en el castillo del señor barón de Thunder-ten-tronckh, un mancebo a quien la naturaleza había dotado de la índole más apacible. Su fisonomía anunciaba su alma; tenía juicio bastante recto y espíritu muy simple; por eso, creo, lo llamaban Cándido. Los antiguos criados de la casa sospechaban que era hijo de la hermana del señor barón y de un bondadoso y honrado hidalgo de la vecindad, con quien jamás consintió en casarse la doncella porque él no podía probar arriba de setenta y un cuarteles, debido a que la injuria de los tiempos había acabado con el resto de su árbol genealógico.
Era el señor barón uno de los caballeros más poderosos de Westfalia, pues su castillo tenía puerta y ventanas; en la sala principal hasta había una colgadura. Los perros del corral componían una jauría cuando era menester; sus palafreneros eran sus picadores, y el vicario de la aldea, su primer capellán; todos lo trataban de "monseñor", todos se echaban a reír cuando decía algún chiste.
La señora baronesa, que pesaba unas trescientas cincuenta libras, se había granjeado por ello gran consideración, y recibía las visitas con tal dignidad que la hacía aún más respetable. Su hija Cunegunda, doncella de diecisiete años, era rubicunda, fresca, rolliza, apetitosa. El hijo del barón era en todo digno de su padre. El preceptor Pangloss era el oráculo de la casa, y el pequeño Cándido escuchaba sus lecciones con la docilidad propia de su edad y su carácter.
Pangloss enseñaba metafísico-teólogo-cosmólogo-nigología. Probaba admirablemente que no hay efecto sin causa, y que, en el mejor de los mundos posibles, el castillo de monseñor el barón era el más hermoso de los castillos, y que la señora baronesa era la mejor de las baronesas posibles.
Demostrado está, decía Pangloss, que no pueden ser las cosas de otro modo, porque habiéndose hecho todo con un fin, éste no puede menos de ser el mejor de los fines. Nótese que las narices se hicieron para llevar anteojos; por eso nos ponemos anteojos; las piernas notoriamente para las calzas, y usamos calzas; las piedras para ser talladas y hacer castillos; por eso su señoría tiene un hermoso castillo: el barón principal de la provincia ha de estar mejor aposentado que ninguno; y como los marranos nacieron para que se los coman, todo el año comemos tocino: en consecuencia, los que afirmaron que todo está bien, han dicho una tontería; debieron decir que nada puede estar mejor.

Voltaire, Cándido o el optimismo

¿es el optimismo autoengaño?

12 comentarios:

¡Ah! ¡Ah! ¡Me muero, idiota! dijo...

No tengo tiempo para leer ahora mismo el texto que has puesto... No estaría de más que dijeses algo más, algo tuyo quizá...

Tampoco he dado a ver el video pero más vale q sea "La Moto" y si es diré que BRAVO, BRAVO

;)

Anónimo dijo...

muaaaajajajajajajajajajajajajajajaajajajajajjaajajajjajajajajajajaja



...que way
yo soy optimista. no me considero como autoengañada, todo tiene sus grados.

Anónimo dijo...

El optimismo es una hipocresía sana para sobrevivir a problemas que no dejan de serlo. Es una forma de demostrar que la realidad nos da de ostias a cada segundo y ante ella no somos capaces.

Como decía Michael Pullman, "optimista es el resultado de la suma del grado de ingenuidad y el grado de estupidez necesario para sonreir si no te apetece."

Anónimo dijo...

como decia el borracho de mi pueblo: para que estar triste si no tiene solucion, y si tiene solucion porqué estar triste.

Anónimo dijo...

Al borracho de tu pueblo le faltó tener un dolor crónico para entender por qué puede estar triste si no tiene solución; o entender que a veces, una solución puede ser aliviar el dolor de un animal de compañía sacrificándolo... Y vaya! Nos encontramos con que si tiene solución... También se puede estar triste!

Anónimo dijo...

claro a lo mejor es muy positivo que se hubiera restregado en su propia miseria y dolor crónico pensando en lo pobrecito que es y la desgracia de existencia que tiene.
pues casi mejor terminar con su dolor "sacrificandose"
afortunadamente el borracho de mi pueblo pese a su alkoholismo sabe que todos los dias sale el sol

Anónimo dijo...

... Afortunadamente el borracho de mi pueblo, pese a su alcoholismo, sabe que todos los días la tierra gira en rotación y que si respira agua se ahoga ¿Y qué? Las evidencias astrofísicas para la NASA, que el Sol no le quita el dolor crónico a nadie.

Anónimo dijo...

¡anónimo y anónimo, no os peleéis! al fin y al cabo os llamais igual jaja ¿veis como teneis cosas en común? existen motivos para luchar, pero también existen motivos para rendirse. no existe un patrón moral objetivo, así que los dos tenéis razón en cierto modo y en cierto modo os equivocáis. para mí, el optimismo sí es autoengaño, y le doy la razón a michael pullman. saludos.

Anónimo dijo...

Me encanta la armonía en rojo de Matisse. Los motivos del mantel armonizan perfectamente con el paisaje.
¿Es el optimismo un autoengaño?. Yo estoy con la opinión de los expertos que creen que las oscilaciones entre optimismo/pesimismo dependen, como casi todos los estados de ánimo, del perfecto equilibrio de los niveles de serotonina/noradrenalina cerebrales. Todo es bioquímica en el organismo, ¡hasta los sentimientos! Y cada vez hay más pruebas que lo demuestran, aunque a veces cuesta creerlo.
Saludos

Anónimo dijo...

joder ya ni pelearse puede una!
esto es anticonstitucional!!!jeje

Anónimo dijo...

apoyo la declaracion del primer anonimo.

el mal siempre gana, y asi no puede existir el optimismo

ya no se ni lo que digo

Un tipo que sólo hace comentarios dijo...

... Porque has de ver tierras estériles y muertos sin remedio ni esperanza.