mi particular y vanguardista homenaje al musical.
cuando iba al instituto la vida me parecía triste y aburrida. Para escapar, me imaginaba que interpretaba escenas de musical. Yo entonaba espectaculares melodías acerca de la tragedia de mi existencia cotidiana, y de esta forma redimía mi dolor. mis compañeros coreaban las frases bailoteando de forma grandilocuente. las luces cambiaban, la disposición de los objetos se volvía extraña y colorista.
Podía soñar que estaba en un lugar mejor, un lugar hecho de celuloide y violines que coreaban mi triunfo sobre la mediocridad cotidiana, sobre el silencio existencial, vacío de banda sonora, donde vivía en permanente ansiedad de patatas fritas.
Sé lo que necesito para salir de aquí: unos zapatos de claqué.
4 comentarios:
Maravilloso.
Felicidades, has convertido este lugar en un sitio de referencia para ese margen de cinco minutos de cada día en el que el tiempo, sin ti, sólo sería una franja para desaprovechar.
Ay migueluco...yo viviría en cualquiera de esos musicales...tú saltabas de número en número en clase de mates y yo los psicoanalizaba,..hacemos trato,tú te pones los zapatos de claqué y yo los de rubíes a ver si llegamos a alguna parte.
Eres, sencilamente genial.
Arghhh!! Me derriiiitoooo...
¡¡ME DERRITOOOO!!
Viv la resistance!
Te ha faltao Jesucristo Superstar, so mamelucooo! No obstante, la presencia de Jack en el idioma de Sekspir abunda en cierto modo la susodicha falta.
No obstanteeeee... Mi pequeño huevo frito con pelo, he de no menos que decir cuatro cosas:
1. Cuchara.
2. Arroba
3. Calefactor
4. Te la pica un pato
Y sin más ni menos, ni menos ni más, ni mes ni mis ni mos ni mos ni mus... Te digo que not going to stop genial, y que para patuco, tu tía la del pueblo.
Un kiki.
...mmmmmmmm...
...pesadilla...
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