30 mayo, 2007
calle cerrada (parte 6: hora 5)
porque sí.
porque el tiempo pasa y mata.
porque la vida mata. quema como el fuego. joder: es fuego.
antes del fuego ni siquiera estaba vivo.
ahora estoy vivo y me quemo.
¿qué es peor?
yo prefiero arder,
¿no diríamos eso todos?
yo prefiero sentir la mano cogiéndome.
el roce de los labios temblorosos de este chico perdido.
prefiero quemarme.
convertirme en humo poco a poco.
que sólo queden los huesos.
brillar en la penumbra de la mañana hasta desaparecer,
calada a calada,
respiración tras respiración.
yo soy como tú:
antes del fuego ni siquiera estaba vivo,
y ahora que vivo, me quemo.
y ahora ya casi no soy.
me consumo.
me consumes, chico perdido.
y ya se borra mi nombre.
se borra...
"Fortuna".
Y caigo largamente.
largo y tendido.
largo y caído.
hasta que sólo quedan huesos,
filtro.
nada.
01 mayo, 2007
calle cerrada (parte 5: hora 4)
la calle. la noche. el ser humano salvaje, en libertad.
soy un antropólogo-ecuménico-total (A.E.T.). me dedico al estudio de la humanidad desde su observación global a la investigación aislada de sus individuos. he realizado y realizo mis estudios a pie de calle. escucho retazos de conversaciones y las deslavazo con intención de estudiar cada detalle, cada gesto y cada tono de voz, las actitudes físicas y psicológicas. a continuación, tomo exhaustiva nota de todo lo visto y oído.
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mañana del 16 de abril de 1996. 12 del mediodía aproximadamente. conversación escuchada en un parque, mantenida entre dos señoras de unos setenta y tantos años de edad. ambas tienen una actitud cansada pero amable. copiado en una servilleta.
SEÑORA 1: dice que la coliflor tiene propiedades contra el cáncer.
SEÑORA 2: ¿sí? ¿por qué?
SEÑORA 1: Porque tiene de esto, ¿cómo se llama? de esto que hay en el infierno...
SEÑORA 2: ¿azufre?
SEÑORA 1: sí, eso, azufre.
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tarde del 24 de abril de 2004. siete p.m. más o menos. en la boca de metro de argüelles. una mujer de unos cuarenta y pocos charla con un hombre de treinta, año arriba, año abajo. él está muy triste, ella sin embargo parece fuerte y acostumbrada a todo, mucho más experimentada. apuntado en un pedacito de cartón de leche.
MUJER: No te preocupes.
HOMBRE: ¿Cómo no me voy a preocupar, María?
MUJER: ¿Sabes qué decía siempre mi padre? Que no hay que preocuparse por un problema, porque si tiene solución, no es un problema, y si no tiene solución, no es un problema.
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esta noche hace frío. como siempre, deambulo por las calles. vivo en las calles. es uno de los gajes de mi oficio de A.E.T.
veinticuatro horas de minucioso trabajo.
estoy sentado en un portal, repasando mis notas. hace meses que no me ducho y huelo fatal. alguien se sienta a mi lado.
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12 de septiembre de 2006. ocho y veinte de la tarde. en la puerta de un café. diálogo entre un chico y una chica de veintipocos años. él está enamorado de ella, ella no lo sabe. transcrito en una jirón de camiseta blanca.
CHICO: ¿qué te pasa?
CHICA: no lo sé. me siento muy cansada. ¿cuál es tu motivo para levantarte?
CHICO: Pues normalmente mi motivo es que se ha hecho de día.
CHICA: ja-ja. me refiero a... ¿qué te ilusiona en la vida?
CHICO: pues... no quiero sonar pedante, jeje, pero einstein decía... decía 'ante la vida cotidiana estamos aquí para la felicidad de los demás, sobre todo de aquellos de cuya sonrisa depende la nuestra, pero también para tantos desconocidos a cuyo destino nos vincula una simpatía.' me gusta pensar que estoy aquí para hacer sonreír a ciertas personas que me hacen sonreír a mí. como tú.
CHICA: es un buen motivo.
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un espécimen verdaderamente interesante, el que se me ha sentado al lado. es un chico delgado, joven. veintipocos años. tiene la actitud de un niño perdido, esperando que venga su mamá a recogerlo. algo en sus ojos, un aire místico y melancólico, llama mi atención. supongo que podría esperar a que se levante y seguirle. tarde o temprano hablaría con alguien, y yo tomaría nota. pero no parece que vaya a levantarse, así que decido hablar yo con él, tomar nota mental palabra por palabra para apuntarlo luego, cuando se vaya.
A.E.T.: cuidado.
JOVEN: ¿perdón?
A.E.T.: cuidado, chaval, te has sentado al lado de un vagabundo.
JOVEN: ah, ya. bueno, no parece usted un vagabundo.
A.E.T.: bueno, es que en realidad no lo soy. soy un Antropólogo Ecuménico Total.
JOVEN: ah. eso lo explica.
A.E.T.: bueno, ya sabes lo que dicen. 'de noche todos los gatos son pardos'. lo que yo creo es que a estas horas todos somos vagabundos. tanto los que vuelven a casa como los que no tienen casa a la que volver. ¿estás perdido, verdad?
JOVEN: ¿se nota?
A.E.T.: todo se nota. sólo hay que observar.
JOVEN: sí, eso es verdad. es interesante eso. es que... yo siempre me he sentido perdido, como si no perteneciese a ningún lugar. ni en mi casa me siento en mi casa.
A.E.T.: eso es porque nada nos pertenece. estamos tan solos y somos tan libres que ni siquiera nuestro propio cuerpo es nuestro.
JOVEN: ¿y nuestras preocupaciones?¿nuestras lágrimas?¿nuestras risas?
A.E.T.: esas son todas para los otros.
JOVEN: ¿Y qué nos queda para nosotros mismos?
A.E.T.: absolutamente todo. lo genial de no poseer nada es que lo posees todo.
JOVEN (se levanta): necesito caminar. esta noche se me está haciendo eterna.
A.E.T.: lo entiendo, a nadie le gusta hablar con personas que huelen a pis.
JOVEN (ríe): no, no es eso. entiendo el estado de su higiene. he aprendido más en estos cinco minutos que en los últimos años, creo.
A.E.T.: ¿hay algo más que te preocupe?
JOVEN: absolutamente todo. lo malo de que no te preocupe nada es que te preocupa todo.
A.E.T.: acuérdate de esto: 'no hay que preocuparse por un problema, porque si tiene solución, no es un problema, y si no tiene solución, no es un problema'.
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cuando el chico se aleja, miro el reloj de pulsera de un chino que vende cervezas. son las ocho y cinco de la mañana. el chico se aleja y me siento triste. es una de esas personas a las que dan ganas de abrazar. luego me quedo dormido, unos diez minutos, y sueño cosas que no entiendo. sueño con una llave y una cerradura, con un gato saltando de una ventana, con un avión y con sonrisas, sonrisas de todas las formas y tamaños. cuando despierto, me duele la cabeza. encuentro una tiza en el suelo, y está amaneciendo. justo en el lugar donde el sol está arañando la pared, escribo con la tiza:
'para tantos desconocidos a cuyo destino nos vincula una simpatía'.
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